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LOS “CARACOLES” ZAPATiSTAS: REDES DE RESISTENCIA Y AUTONOMÍA (ENSAYO DE INTERPRETACIÓN)

(una nueva forma De pensar y hacer.)

Por Pablo González Casanova. 2003.

De las ricas aportaciones que el movimiento zapatista ha hecho a la construcción de una alternativa, el reciente proyecto de los Caracoles desembrolla muchos falsos debates políticos e intelec-tuales. El proyecto de los Caracoles “abre nuevas posibilidades de resistencias y de autonomía de los pueblos indígenas de México y del mundo, una resistencia que incluye a todos los sectores so-ciales que luchan por la democracia, la libertad y la justicia para todos”, según el comandante Javier.En España, alguien comenta: El zapatismo se ha vuelto una herramienta que puede ser usada por todas las rebeldías que navegan el mar de la globalización. nos in-vita a materializar la construcción comunitaria y autónoma con la paciencia y la tranquilidad del caracol.1Texto extraído de Pablo González Casanova, “Los ‘Caracoles’ zapatistas: redes de resistencia y autonomía”, en revista Memoria, no. 176, México, octubre de 2003, pp. 14-19.336La idea de crear organizaciones que sean herramientas de objetivos y valores por alcanzar y hagan que la autonomía y el “mandar obedeciendo” no se queden en el mundo de los con-ceptos abstractos ni de las palabras incoherentes es una de las aportaciones más importantes de los Caracoles. Sus creadores están conscientes de las limitaciones y posibilidades que el pro-yecto tiene.El subcomandante Marcos reconoce con una mezcla de mo-destia y entusiasmo que los Caracoles constituyen […] una pequeña parte de ese mundo a que aspiramos hecho de muchos mundos. Serán como puertas para entrarse a las comuni-dades y para que las comunidades salgan; como ventanas para ver-nos dentro y para que veamos fuera; como bocinas para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está. Pero sobre todo para recordarnos que debemos velar y estar pendientes de la cabalidad de los mundos que pueblan el mundo. Con sus palabras están los hechos.Cuando el Gobierno incumplió los Acuerdos de San Andrés y se negó a reconocer los derechos de los pueblos indios, faltando así a sus compromisos, los zapatistas no llamaron a las armas. Se pusieron a construir la autonomía de los “territorios rebeldes”, según comunicado del 19 de julio de 2003.Las comunidades zapatistas decidieron construir “municipios autónomos” (un objetivo, por cierto, que habían “enarbolado” desde principios de la insurgencia). Las comunidades nombra-ron a sus autoridades locales y a sus delegados para que se cum-plieran sus mandatos en los distintos niveles a sabiendas de que si no los cumplían serían revocados. Al mismo tiempo, siguie-ron impulsando medidas prácticas del “mandar obedeciendo”. También fortalecieron los vínculos de solidaridad especial entre las comunidades locales de distintas etnias. Además, articularon unidades mayores que comprendían varios municipios y que fueron conocidas como “los Aguascalientes”, hoy sustituidos por los Caracoles.337El cambio tiene varios significados, pero entre los más impor-tantes parece encontrarse la transformación de zonas de solidari-dad entre localidades y comunidades afines en redes de gobier-nos municipales autónomos que a su vez se articulan en redes de gobierno que abarcan zonas y regiones más amplias. Todas las comunidades construyen las organizaciones, las organizaciones de redes mínimas de gobierno, así como las redes de alianzas ma-yores. En todos los casos practican el conocimiento y manejo de la política interna y externa, de barrio y de poblado, de conjunto de poblados que se integran en un municipio, de poblados y au-toridades que articulan varios municipios…La dimensión y profundidad que alcanza el nuevo proyec-to zapatista corresponde a la capacidad que ha mostrado este movimiento para redefinir su proyecto rebelde en los hechos y también en los conceptos, manteniendo al mismo tiempo sus objetivos fundamentales de un mundo con democracia, libertad y justicia para todos.Es más, en sus reflexiones y elaboraciones el ezln continúa usando ese estilo tan original de pensar y hacer que combina la narrativa del Viejo Antonio —quien desde el ahora recuerda el pasado para construir el futuro— con las utopías y firmezas dialécticas de Durito, el escarabajo que es un caballero andante moderno y posmoderno, antisistémico…En realidad, gran parte de lo que se propone el planteamien-to de los Caracoles ya había sido expresado desde los inicios del movimiento zapatista, como la lucha por “los municipios autó-nomos en rebeldía”. Pero ese y otros conceptos fundamentales fueron objeto de olvidos e incomprensiones entre compañeros, hermanos, simpatizantes, adversarios y enemigos.El nuevo planteamiento de los Caracoles no sólo redefine con claridad conceptos que se prestaron a las más distintas in-terpretaciones, debates y hasta oposiciones. Articula y propone un proyecto alternativo de organización (a la vez intelectual y social) que arrancando de lo local y lo particular, pasa por lo na-cional y llega a lo universal. En la salida y en la llegada deja a sus integrantes toda la responsabilidad de cómo hacer el recorrido: 338si de lo grande a lo chico o de lo chico a lo grande, o de las dos maneras, dividiéndose el trabajo con una ruta para unos y otra u otras para los demás.La concreción del proyecto se da al convertir las luchas por las autonomías y la creación de autonomías en redes de pueblos autónomos. Se trata de un programa de acción, de conocimiento, de perseverancia y dignidad para construir un mundo alternativo, organizado con respeto a las autonomías y a las redes de autono-mía. Su objetivo es crear con las comunidades, por las comuni-dades y para las comunidades, organizaciones de resistencia que desde ahora formen mallas a la vez articuladas, coordinadas y autogobernadas que les permitan mejorar su capacidad de con-tribuir a que otro mundo sea posible. Al mismo tiempo, el proyecto postula que desde ahora, en lo que se pueda, las comunidades y los pueblos tienen que ejercitarse en la alternativa que quieren para adquirir experiencia, o esperar a tener más poder para redefinir el nuevo estilo de ejercerlo.El proyecto de poder, por lo demás, no se construye bajo la lógica del “poder del Estado” que aprisionaba a las posiciones revolucionarias o reformistas anteriores, dejando en ayuno de au-tonomía al protagonista principal, fuera éste la clase obrera, la na-ción o la ciudadanía. Tampoco se construye con la lógica de crear una sociedad ácrata, esa lógica que prevalecía en las posiciones anarquistas y libertarias (y que subsiste en expresiones poco feli-ces como la del “antipoder”, que ni sus autores saben qué quiere decir), pero que se renueva con los conceptos de autogobierno de la sociedad civil “empoderada” con una democracia participativa, que sabe hacerse representar y sabe controlar a sus representantes en lo que sea necesario para el respeto de los “acuerdos”.El proyecto de los Caracoles es un proyecto de pueblos-go-biernos que se articulan entre sí y que buscan imponer caminos de paz, en todo lo que se pueda, sin desarmar moral o material-mente a los pueblos-gobierno, menos en momentos y regiones donde los órganos represivos del Estado y las oligarquías loca-les, con sus variados sistemas de cooptación y de represión están siguiendo las pautas cada vez más agresivas, crueles y necias del 339neoliberalismo de guerra que incluyen el hambre, la insalubridad y la “ignorancia obligada” de la inmensa mayoría de los pueblos, ya sea para debilitarlos, para diezmarlos o incluso acabarlos si es necesario, cuando fallen los sistemas de intimidación, cooptación y corrupción de líderes y masas.El nuevo planteamiento de los Caracoles combina e integra en la práctica ambas lógicas, la de la construcción del poder por redes de pueblos autónomos y la integración de órganos de poder como autogobiernos de los que luchan por una alternativa dentro del sistema. El planteamiento hace suyos elementos antisistémicos en que la creación de municipios autónomos rebeldes empieza por fortalecer la capacidad de resistencia de los pueblos y su ca-pacidad de creación de un sistema alternativo. Ambas políticas —la construcción e integración del poder— son indispensables para una política de resistencia y de creación de comunidades y redes de comunidades que hagan del fortalecimiento de la de-mocracia, de la dignidad y de la autonomía la base de cualquier proyecto de lucha. Los Caracoles corresponden a un nuevo estilo de ejercer el poder de comunidades entramadas en la resistencia y para la re-sistencia, en que sus comandantes se someten a las comunidades para construir y aplicar las líneas de lucha y organización, sin que por eso dejen de decir “su palabra” ni unos ni otras, pero siempre con respeto a la autonomía y dignidad de personas y pueblos que ven en cualquier actitud paternalista y en cualquier “generosidad humanitaria” no sólo algo parecido a las “acciones cívicas” de los enemigos, sino a las acciones equivocadas de los amigos, herma-nos y compañeros que no han comprendido bien la importancia que tiene la solidaridad comprometida y respetuosa.Más que una ideología del poder de los pueblos-gobierno, los Caracoles construyen y expresan una cultura de poder que sur-ge de 500 años de resistencia de los pueblos indios de América y que se inserta en la cultura universal para la construcción de un mundo tan variado como el que implica cualquier alternativa multinacional, multicultural, con civilizaciones distintas y tam-340bién con características y valores comunes de los constructores de la misma.Los cambios que llevan a la concreción y a la precisión del pronunciamiento zapatista sobre los Caracoles corresponden a un método muy novedoso, que debemos hacer explícito para nosotros mismos sin temor a equivocarnos y a que nos corrijan quienes le encuentran o dan otro sentido. También debemos ha-cer de ese método de pensar, hoy identificado con el zapatismo, una especie de sentido común en el que aparezcan nuestras dis-tintas formas de pensar, de expresar, de actuar, a sabiendas de que el necesario diálogo aclara afinidades y diferencias y permite lenguajes comunes y consensos cada vez más amplios, capaces de un accionar multicultural por un mundo alternativo.Claros de que “el método de pensar” no es todo y que a él se añaden las “verdades del corazón”, fundamentales en la cultura maya, necesitamos ir precisándolo para nosotros y los demás en diálogos e intertextos que recojan su uso desde que los zapatistas planearon un nuevo proyecto universal en sus comunicados in-surreccionales y en los que emitieron a lo largo de los diálogos de San Andrés y de la lucha por los derechos de los pueblos indios, hasta ahora en que asumen esos derechos que formalmente les fueron negados. Los zapatistas construyen en una nueva etapa de su historia una alternativa pacífica de transición a un mundo viable, menos autoritario, menos opresivo, menos injusto, que tenga la capacidad práctica de seguir luchando para la paz con democracia, justicia y libertad.El método, o manera más o menos constante de hacer y pensar, parece tener seis características principales: la primera consiste en usar las combinaciones más que las disyuntivas. En lugar de decir y hacer “esto o esto” se dice y hace “esto y esto”. El conjunto es mucho más que la suma de las partes: es la articulación de las partes. El problema entre hermanos es doble: ni restar ni desar-ticular. La fuerza de resistir aumenta cuando los pueblos indios no sólo se articulan entre sí, sino con los pueblos no indios que luchan por los mismos objetivos, siempre con respeto por las di-ferencias personales, religiosas, culturales o tácticas.341La segunda característica consiste en generalizar los conceptos al tiempo que se generalizan las redes de comunidades. Cuando se generaliza el pensar, tomando en cuenta a los actores sociales pensantes que se integran a las redes de la resistencia y las alter-nativas, pueden precisarse con más facilidad los problemas de unidad en la diversidad y la posibilidad concreta de que varios actores den las mismas luchas de la misma manera o de distinta manera: así por ejemplo, si la generalización se hace con relación a la unión de distintos pueblos mayas y de ahí se pasa a generalizar incluyendo a pueblos de indios nahoas, mixtecos, tarascos…, las generalizaciones se enriquecen con las experiencias particulares de la resistencia y las autonomías que los otros pueblos viven y expresan. La fuerza de la generalización actual es todavía mayor cuando se incluye como actores a los campesinos, a los trabaja-dores, a los estudiantes que piensan y actúan en función de los mismos objetivos éticos, culturales, sociales, de la resistencia y del mundo alternativo, pero que pueden tener varias estrategias y tácticas para alcanzarlos, algunas sólo válidas en la situación pun-tual de que parten y otras que pueden adaptarse para combinar experiencias que fortalecen y amplían las redes.En tercer lugar, el método permite la elaboración de conceptos cada vez más profundos, como cuando se percibe quién está por aumentar la resistencia y quién está por debilitarla, por corrom-perla o destruirla, ya sea de una manera deliberada o no. El con-cepto y la fuerza de las redes se profundiza (y ésta es una cuarta característica) cuando tanto en la acción como en la reflexión se pasa de la lucha contra el cacique a la lucha contra el goberna-dor que apoya al cacique, y de allí se sube a toda una “especie” o “clase” de “ricos y poderosos” que apoyan no sólo al cacique contra el que se está luchando sino aun a otros caciques, políticos y empresarios que apoyan a una compañía transnacional de las que dominan o buscan dominar grandes territorios con proyectos como el Plan Puebla Panamá. De pronto se aclara uno mismo, como persona o colectividad, que la lucha contra el cacique no es lucha nada más de un pueblo sino de varios, y que todos los “hombres del poder y del dinero” no sólo apoyan al cacique o a 342los caciques cuando se sienten amenazados, sino hasta desatan una guerra encubierta o abierta con fuerzas convencionales y no convencionales, militares y paramilitares, destinada a defender sus intereses y valores o a conquistar riquezas, territorios y po-blaciones a cuyos habitantes ven como futuros “desplazados”, “enterrados” o “asalariados informales”.Una quinta característica se presenta como sigue: el subir de lo abstracto o formal a lo concreto o actual corresponde a la ex-presión “ir más allá de…” que a menudo alude a etapas supera-das. Pero aquí la expresión de “ir más allá” recoge la necesidad simultánea de superar aquello que manifestó la debilidad en el pasado y de mantener al mismo tiempo lo que en el pasado dio fortaleza a la resistencia y a la construcción de una alternativa, eso sí, con las debidas adaptaciones y redefiniciones que la expe-riencia exige y que los cambios aconsejan, propias de la narrativa del Viejo Antonio.Una sexta y última característica, en esta lista incompleta, está relacionada con las utopías que se expresan y se realizan en-tre contradicciones. Corresponde a la necesidad de superar “las ideas de los caballeros andantes” que buscaban “desfacer en-tuertos” para construir (“haciendo camino al andar”, como dijo el poeta), relaciones personales, relaciones sociales, culturales, sistemas sociales que faciliten, entre tropezones, practicar y con-cretar determinados objetivos, como “la democracia, la justicia, la libertad”. Esa es la característica de los sueños y de las imper-tinencias de Durito, de esos sueños e impertinencias bien y mal hablados, idealistas y picarescos que se nutren en la imaginación del mundo entero, maya o no maya, occidental o no occidental, clásico, moderno o posmoderno.Aquí parece necesario aclarar que en todos los casos se jun-tan los métodos del Viejo Antonio y de Durito. Ambos plantean la dignidad de personas y colectividades como un elemento de fuerza inquebrantable, no negociable, esto es, como el arma más feroz contra la dictadura del mercado y la colonización mercantil de la vida. Para ser efectiva, la dignidad se articula a la autonomía de la persona y de las colectividades. no se vuelve incluyente, re-344patistas ofrecen, otra vez, un novedoso camino de paz a México, con las puertas y ventanas abiertas a la humanidad.unanuevaestructuracIónDelpoDerLa fundación de los Caracoles en los antiguos Aguascalientes rea-liza varias contribuciones a la reestructuración del poder de forma pacífica y dentro de los marcos de la Constitución. Al mismo tiem-po que mantiene su convicción rebelde, genera una nueva lógica legislativa que viene de la sociedad civil y cuyo carácter innovador muy probablemente se extienda como la “espiral de trazo firme”, que en la corteza de un árbol grabó el Viejo Antonio.De la explicación concisa del comandante Brus Li (9 de agosto de 2003) y de otros textos que sintetizan lo que los Caracoles son, se derivan algunas prioridades de la acción política para la rees-tructuración del poder y para la creación de caminos a un mundo alternativo. Esas prioridades van a difundirse seguramente entre muchos movimientos alternativos sistémicos y antisistémicos, en un diálogo universal, actual y no sólo virtual, a distancia y presen-cial, que ya se realiza a través de los “sitios” y periódicos electró-nicos y de encuentros y manifestaciones que van desde la propia Lacandona y el “Otro Davos” hasta Seattle y Cancún.Precisar lo que las prioridades de los Caracoles significan para concretar o actualizar en distintas partes del país y del mundo la reestructuración del poder desde abajo y por los de abajo plantea dificultades y posibilidades de traducción de una lengua a otra, de un lenguaje metafórico a otro más o menos directo, y de una realidad histórico-social y cultural propia a una distinta. También plantea el hallazgo de las simpatías y diferencias concretas que en realidades diversas descubren los actores colectivos, rurales y urbanos, asiáticos, africanos o americanos del norte y del Sur, europeos y australianos. Las generalizaciones se aparecen en vivo, las explicaciones universales también, y eso permite preci-sar más las diferencias que se respetan y conservan y las que se llevan al necesario diálogo del universo de actores. Las buenas traducciones conceptuales, racionales y emocionales facilitan el 345conocimiento de lo que los zapatistas se proponen con la funda-ción y organización de los Caracoles; esa rara metáfora que tiene algo de la cultura mesoamericana y algo del pensamiento crítico más profundo y actualizado. “Los muchos” tendrán que hacer análisis, que renovar (o concretar) conceptos comunes aplicables y variaciones universales. Tendrán que priorizar, como géneros, el diálogo y el debate, la argumentación exacta que acerca a los objetivos más queridos hasta cuando tiene uno que retroceder, y que deseosa de hacerse entender, precede ese deseo por el de en-tenderse uno, mediante la observación, la reflexión y la expresión aclarada, las “palabras fundamentales” que logran consensos y efectos en la resistencia y la autonomía articuladas.De las palabras del subcomandante Marcos sobre la organi-zación de los Caracoles se desprende que éstos corresponden al conocimiento de lo interior y de lo exterior, de la visión de quien no sólo mira, sino mira a los demás; del que se anima y anima a otros, por lejos que estén y por dormidos que se hallen en sus es-capes y sus sueños, a participar con acciones cada vez más eficaces para lograr los objetivos propuestos. Los Caracoles se organizan para no perderse en las partes, para ver el conjunto y para actuar en el conjunto articulado de los pueblos de su propia “tierra” y del mundo.Saber oír y hablar para pensar y actuar corresponde a un con-junto de acciones organizadas cuyo punto de partida aparece en la evocación de los dioses mesoamericanos que dejaron encargado a uno de sostener el cielo. Para cumplir su cometido, “el sostenedor del cielo” se puso “en el pecho colgado un caracol y con él escu-cha los ruidos y silencios del mundo para ver si todo está cabal, y con el caracol los llama a los otros sostenedores para que no se duerman o para que despierten” (4 de agosto de 2003).A esa evocación mesoamericana se añade otra que vincula a los “enseñadores antiguos” de los mayas con el corazón de Pascal y con una nueva filosofía de los “chavos”, a la vez emotiva y tec-nológica, que aparece en la llamada “Era de la Comunicación” y que plantea el saber como poder alternativo.

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CLASES DE TSOTSIL Y ESPAÑOL.

CROAR, croar, siempre croar, claro… mirando a la luna, si se deja ver; o soñándola en su lado oscuro, donde la imaginación inventa nuevos mundos con palabras, en español, en tsotsil, por lo pronto…

¡¡NO APTO PARA FAMAS¡¡… ¡fúchili, fúchili!

Así las cosas, somos un colectivo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, que ofrecemos clases de tsotsil y español en bloques mínimos de una semana, así:

  • 15 horas por semana, 3 horas cada día, 2 de ejercicios del idioma y 1 hora de conversación.
  • 10 horas por semana, 2 horas por día, 1 de ejercicios del idioma y 1 hora de conversación, o solo 2 horas de ejercicios.

COSTO: (¡Pinche capitalismo¡ ¡Ni modo, hay que sobrevivir sin alienarse)

$150 pesos por hora de clase.

15 horas por semana= $2,250 pesos por persona.

10 horas por semana= $1,500 pesos por semana.

MODO DE CLASES: Imitando las clases del CELMRAZ, se promueve la construcción colectiva, de ser posible. Enfoque comunicativo y contexto de lengua, cultura y lucha por un nuevo mundo, claro y por tanto, en horizonte cronopio…

Las clases las damos entre dos personas, repartiéndonos entre ejercicios y conversación, o sea, muy variado.

Usamos una variedad de materiales, muchos de nuestra propia invención, como juegos, travesuras de palabras, visitas, películas, poemas, cuentos, ensayos, música, etc., y mucho “surrealismo”, sobre todo con niveles básicos.

INFORMES: correo electrónico: croar@cronopios-autónomos-rebeldes.org

(Se recomienda al menos leer uno de los cuentos de Julio Cortázar “Historia de cronopios, famas y esperanzas”, como este:

VIAJES 

Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una 
ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente 
los precios, la calidad de las sabanas y el color de las alfombras. El segundo 
se traslada a la comisaria y labra un acta declarando los muebles e 
inmuebles de los tres, asi como el inventario del contenido de sus valijas. El 
tercer fama va al hospital y copia las listas de los medicos de guardia y sus 
especialidades. 

Terminadas estas diligencias, los viajeros se reunen en la plaza mayor 
de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el cafe a beber un 
aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza 
recibe el nombre de «Alegria de los famas». 

Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los 
trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o 
les cobran precios altisimos. Los cronopios no se desaniman porque creen 
firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se 
dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosisima ciudad.» Y suenan 
toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos estan 
invitados. Al otro dia se levantan contentisimos, y asi es como viajan los 
cronopios. 

Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, 
y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan. 
(Julio Cortázar. Historia de cronopios, famas y esperanzas)

Si desea descargar el libro completo, aquí:

https://www.google.com/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&ved=&url=https%3A%2F%2Farticulo.mercadolibre.com.ar%2FMLA-650676701-historias-de-cronopios-y-de-famas-julio-cortazar-_JM&psig=AOvVaw0GSf5Ld_pWi-fyJD2tUweZ&ust=1572981221495525